EL HIERRO SUEN/ÑA - Pedro Montesinos
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La Isla de El Hierro es un lugar privilegiado desde muchos puntos de vista: geográfico, geológico, climático, biológico; pero también por cuestiones de tipo social, cultural, económico, histórico, lingüístico. Todos estos elementos concurren en las grabaciones de campo (unos más evidentes, otros más sutiles; unos buscados, otros encontrados... muchos inadvertidos) y con todos se pueden crear y recrear imágenes, sensaciones, emociones, ideas, pensamientos, recuerdos, datos, ilusiones...
Las grabaciones que originan este trabajo las realicé en mi primera visita a la isla en noviembre de 2009 sin más intención que la de la de conservar algo de material sonoro de aquella visita. Un par de años después, coincidiendo con la erupción del volcán que se produjo frente a la Restinga volví sobre las grabaciones. Este es el resultado de esa inmersión en aquel material.
Las cuatro piezas de este trabajo se mueven entre la realidad de las grabaciones de campo y la ficción de los sonidos que, selecciono de la propia grabación, reincorporo y manipulo. La intención es la de transportar al oyente a ese estado próximo al sueño pero previo a la pérdida de la consciencia, en el que la mente mezcla y entreteje elementos de la realidad y del sueño sin limitaciones racionales, ni convencionalismos perceptivos o psicológicos. Se trata de que cada oyente produzca su propio proceso de escucha e interpretación partiendo de los estímulos sonoros que conforman el paisaje sonoro sobre el que van apareciendo y desapareciendo, transformándose para convertirse en formas vivas que coexisten y se relacionan con el entorno del que surgieron.
01. La Restinga. Día/Noche
02. Siesta en El Sitio
03. Olas y viento
04. Viento y olas
01. La Restinga. Día/Noche
La pieza está dividida en dos partes, una realizada a primera hora de la tarde y una segunda a medianoche, desde dos puntos distintos aunque cercanos entre si, en el puerto de la Restinga. Es el año 2009 y muchos pueblos y ciudades se han visto invadidos por grúas, percutores, avisos de marcha atrás, radiales, camiones... que se afanan en ejecutar unos trabajos que en demasiadas ocasiones ofrecían una cuestionable utilidad (no sé si era el caso concreto). Con todo, este material aporta elementos documentales representativos de aquellas intervenciones generalizadas en un momento histórico en el que se daban los primeros pasos para afrontar la crisis financiera internacional que se inició con la caída de Merrill Lynch en 2008. Y llegó la explosión de la burbuja inmobiliaria y el rescate al sector financiero, la sequía en el crédito... el paro, los desahucios, los recortes en servicios públicos, en derechos, en libertades...
02. Siesta en El Sitio
Esta tarde es tranquila y me dispongo a sentarme en un sillón y estirar las piernas un rato frente a la ventana de una de las pequeñas casitas que hay en El Sitio, un alojamiento rural en la falda de la montaña, con el golfo a sus pies. En cuanto me acomodo y me dejo ir comienzo a escuchar el canto de algún pájaro... el motor de algún coche lejano... alguna voz, algún insecto...
(00:00) Lentamente voy extendiendo la perspectiva de la escucha... No es algún pájaro... Un manto de cantos dispersos e incontables producidos por los numerosos pájaros que revolotean y canturrean entre los árboles de los alrededores se extiende por la zona. A lo lejos, se perciben los motores de los vehículos que circulan por la carretera que une el golfo con la capital de la isla. Es una carretera lejana pero la exigencia de la subida (por el porcentaje de inclinación) adquiere un cierto protagonismo a través de los vehículos que, en dirección a Valverde, se ven sometidos a una auténtica prueba de potencia... No siempre circulan pero acaban dejando huella y al evocar alguno de ellos se hace más grave... hasta convertirse en un rumor sigiloso pero evidente, cadencioso y estable... que se mezcla con algún otro motor de otros vehículos que aparecen y desaparecen según por qué camino vayan, si suben o bajan, si están o no protegidos por el terreno, por las casas o los árboles...
(01:27) El canto de un urraca, más grave y compuesto por una serie de varios graznidos, se intercala, casi inaudible, en el mar de canturreos... lentamente se difumina enredado con el rumor de aquel coche que no deja de ir... venir... ir ... venir...
(02:10) Con el balanceo, los graznidos se hacen más graves y lentos... más pesados y solemnes... como si arrastrasen un gran peso... que les impide continuar... pero vuelven enmascarados de rumores y murmullos... y de nuevo se desvanecen...
(02:50) Un golpe triple, como de una piedra que cae sobre otra o de una máquina, irrumpe a lo lejos. Es breve y no se repite pero impregna mis oídos y revive... y vuelve... y vuelve... y se acelera... se acelera... hasta dejar tras de sí una resonante estela brillante ...
(03:23) El campanario de la Iglesia de la Candelaria marca la hora imponiéndose a los pájaros que, indiferentes, continúan con su frenesí... algún graznido, algún ladrido... algún gallo... algún coche compiten por hacerse un hueco... El toque de campana no quiere desaparecer y entre tinieblas intenta resurgir insistente y dogmático...
(04:14) El fugaz zumbido de los insectos, en ocasiones imperceptible, resulta imposible de anticipar y por eso, cuando los identificas, te sorprenden... Son tan suaves y esquivos que muchas veces apenas se escuchan, otras parece que los escuchas pero te los imaginas sin estar... o se enredan en el recuerdo de alguna resonancia... algún rumor...
(05:07) La campana reitera su llamada...
(05:26) Pero ya no da la hora... liberada de sus ataduras, viene y va... avanza y retrocede, se repite y se camufla... Inconformista e insumisa, asalta la linealidad cíclica, con la que tendría que atrapar el tiempo. Y lo celebra envolviendo y acariciando el canturreo de los pájaros, los rumores imaginados, algún perro o las estelas invisibles que habitan en los sueños... un gallo...
Olas y viento en el embarcadero de Orchilla
El embarcadero (del Faro) de Orchilla es un lugar único. Orientada hacia el suroeste, mirando hacia el continente americano, es una playa de cantos rodados de diferentes tamaños que pueden llegar a ser bastante pequeños y configurar una suerte de arena gruesa pero redondeada, agradable al tacto y de intenso color negro y rojo. La playa no es muy amplia porque se encuentra a los pies de una imponente pared de roca. A los flancos diferentes formaciones rocosas delimitan un lugar azotado por unas olas que braman y rugen haciendo audible, de alguna manera, la orografía del litoral y el lecho marino. El conjunto crea un ambiente grave y profundo, reforzado por una luz crepuscular (el sol se zambulló en el horizonte frente a nosotros ya hace un buen rato)... De manera sutil pero implacable el lugar va adquiriendo un carácter intimidatorio y hasta terrorífico. Tampoco está, del todo, fuera de lugar porque estamos frente a la inmensidad del océano Atlántico...
03. Olas y viento
(00:00) Las primeras olas no dan la impresión de ser muy potentes, incluso parecen tranquilas y plácidas en su llegada a la orilla...Desde la distancia va apareciendo un rumor que acaba siendo furioso acompañando la ola que nos insinúan la intensidad que puede llegar a alcanzar el rugido rocoso y denso del océano. Las salpicaduras que surgen en algunos de los envites del agua contra las rocas, en su caída plomiza y coral, refuerzan la entrada de agua en su última extensión, antes de su vuelta al mar..04. Viento y olas
(00:00) Protegido por una pared de roca, el viento se hace protagonista sobre el variable murmullo marino...Inestable en su intensidad, duración y trayectoria, este aliento atlántico se adentra por las mil y una aristas de las rocas y se transforma en un siseo que difumina y envuelve el mar.-