Marco Maril
Soy músico, técnico de sonido y diseñador sonoro residente en Vigo (Pontevedra). Llevo más de 15 años publicando discos bajo distintos nombres y actualmente mi proyecto artístico principal es Apenino, en clave de pop electrónico. Además, mantengo otros proyectos, más o menos experimentales, y colaboraciones con otros artistas, en los que la fonografía o la investigación sonora están muy presentes.
Creo que donde más disfruto es en entornos naturales, alejados de la ciudad. Salir de esa rutina caótica, que nos acompaña cada día a quienes habitamos en ciudades, ya es un aliciente. Sin embargo, he disfrutado de grandes experiencias sonoras en todo tipo de contextos, incluso sin salir de casa o hurgando en las entrañas de algunos electrodomésticos.
Yo no he llegado al mundo del paisaje sonoro desde el arte, sino desde el mundo del sonido. Disfruto del mero hecho de encender unos equipos y grabar, o escuchar atentamente incluso sin grabar. Por eso, suelo vivir grandes experiencias en casi cualquier momento y en todo tipo de lugares. Aunque, también soy muy consciente de que lo verdaderamente importante es qué pasa y cómo pasa, y no tanto cómo o con qué se captura.
Disfruto mucho en verano, en una casa en la que paso algunos días cerca del mar, de los días de tormenta y fuerte temporal. La mezcla natural de los sonidos del mar con la lluvia, las rachas de viento rompiendo bruscamente contra las ventanas, la lluvia y los truenos. Es sencillamente, espectacular, además la situación de esa casa hace que el efecto sea aún más especial.
Además, querría señalar dos grabaciones que me han atraído mucho últimamente. Una es mía y la otra no.
La que yo realicé, se trata de una grabación con micros de contacto pinzados en unas banderas tibetanas de meditación, que están en la entrada de la casa de un buen amigo. La casa está en la entrada de un bosque y una mañana, después de ir a buscar sonidos por allí, ya relajados y reponiendo fuerzas, uno de sus vecinos puso en marcha una cortadora de césped. Empezamos a comentar la suerte que habíamos tenido de que no la hubiera encendido antes, porque nos habría destrozado nuestra recogida. Pero de repente centré mi vista en las banderas y se me ocurrió pinzar en ellas mis micros. El resultado nos pareció alucinante: la cortadora, el viento golpeando las banderas, los cantos de los pájaros… todo ello filtrado de esa forma tan mágica que ofrecen los micros de contacto. Podéis escucharlo en mi blog: http://lo-fields.blogspot.com.es/2014/01/banderas-tibetanas-de-meditacion_2355.html
El otro, lo encontré en la web del islandés Magnus Berggson ( http://fieldrecording.net ) La grabación se titula: “Opus for power line, bass, wind and birds”. En ella interactúan el viento haciendo vibrar unas cables eléctricos, los bajos de un música cercana y los cantos de unos pájaros. La combinación es fantástica, podéis escucharla aquí: http://fieldrecording.net/2012/06/22/opus-for-power-line-bass-wind-and-birds/
Tengo especial debilidad por el viento, el agua y el fuego, tres de los elementos básicos de la Grecia antigua. Disfruto especialmente cuando interactúan entre ellos, aunque no es sencillo encontrarlos juntos a los tres fuera de un entorno catastrófico. Pero es alucinante sólo imaginarlo.
También me resultan fascinantes los sonidos que pueden lograrse con micrófonos de contacto. Sonidos que no están al alcance de nuestros oídos o porque los captan de forma totalmente distinta a como nuestros oídos lo hacen. Eso es magia pura.
Grabadora Sony PCM-M10, micrófonos binaurales Soundman OKM II classic, que utilizo tanto de manera binaural como montados en una percha para grabar en configuración estéreo A-B, hidrófonos de Audiotalaia y Cold Gold y distintos micrófonos de contacto que yo mismo me confecciono. Recientemente he adquirido unos Luhd PM-01AB, que aún estoy probando y que son un par estéreo electret omnidireccional hechos a mano, muy curiosos.
En alguna ocasión, también puedo utilizar algún micrófono de cañón o de condensador de gran diafragma, para alguna cosa muy concreta, pero raramente. Me gusta que mi equipo quepa fácilmente en mi bolso y tenerlo siempre conmigo… por lo que se pueda presentar, hay que estar siempre preparado. Y tampoco pueden faltar un buen par de pinzas y cinta aislante, para los micros de contacto.
Para edición de audio ProTools LE, aunque si es algo muy básico y sencillo lo hago con Wavelab. Para secuenciar, procesar y trabajar más en profundidad con los sonidos, juego mucho con Ableton Live y Reason. Me parecen programas sencillos, versátiles y con los que me divierto un montón.
Hasta ahora, en mi proyecto más pop (Apenino) no he trabajado con mis grabaciones de campo, aunque el primer ep que edité en el año 2003, “En la hora azul”, se cerraba con un paisaje sonoro, en una pista oculta, al final del mismo. Es una grabación recogida en el campo que rodea a los estudios en los que fue grabado, en Friol (Lugo). Son quince segundos de silencio y, de repente, la explosión sonora de la naturaleza. El disco y, especialmente, esa pista en concreto, es un homenaje a “La hora azul” que el director francés, Eric Rohmer, narra en su película “Reinette y Mirabelle”. “La Hora azul” vendría a ser un momento del día, al amanecer, en el que en el mismo instante en que la noche se convierte en día, los sonidos de la naturaleza enmudecen por completo durante un cortísimo instante, para regenerarse rápidamente de nuevo. Por tanto, en esa grabación, pretendía reproducir una “hora azul” y dejar patente mi interés por las grabaciones de campo, aunque no sean parte central de ese proyecto… por el momento.
En otros proyectos, como mis colaboraciones en clave de folk experimental con Árbore (Rafael Romero), sí que tienen mucha más presencia las grabaciones de campo. Nuestras últimas composiciones fueron grabadas en un bosque y últimamente he estado trabajando en un paisaje sonoro para un cortometraje, con voz de Mónica Vacas (ex -Mus), que está construido a partir de unas grabaciones recogidas una mañana de paseo por el bosque, con nuestros ukeleles. De hecho, para esta primavera, tenemos previsto realizar la grabación de un nuevo disco en ese entorno y la idea es complementarlo con una pequeña película que se filmará en Super8.
Estoy trabajando también en un nuevo proyecto, que no sé aún si sacaré como Apenino, o bajo otro nombre, en el que mis grabaciones de campo serán el eje central. Está aún en fase embrionaria, pero mi idea es tener algo acabado próximamente. Digamos que, últimamente, estoy muy fascinado con las posibilidades que ofrece esa orquesta tan creativa que es el espacio exterior y estoy centrado en exprimir sus posibilidades musicales. Nada nuevo, por otra parte, pero que me tiene muy atrapado.
Mi blog sonoro, Lo-Fields, es mi relación más directa con la fonografía, aparte de las colaboraciones de las que os hablaba en la pregunta anterior.
Colaboro también, subiendo algunos de mis sonidos, al mapa sonoro gallego de escoitar.org Me parecen muy interesantes los mapas sonoros, afortunadamente cada vez más numerosos, así que me siento casi en la obligación de aportar mi pequeño grano de arena al que me toca más cerca.
Muchas gracias por hacerme partícipe de este cuestionario, pero sobretodo muchas gracias por hacerlo posible. Me parece muy interesante conocer detalles y puntos de vista de otros compañeros, es muy enriquecedor para mi. Así que, larga vida y prosperidad.
Y si alguien inventa algo para eliminar el ruido de los coches, le estaría muy agradecido. Están por todas partes.